viernes, 13 de enero de 2012

Consecuencias al Desastre del 98


El resultado del denominado desastre del 98 fue el fin de un “Imperio”, con la elaboración de los acuerdos de París del 10 de diciembre de 1898, se acuerda la futura independencia de Cuba (1902) así como la cesión de Filipinas, Puerto Rico y Guam (por la batalla naval de Cavite, donde la flota española fue derrotada por la estadounidense).


Por otra parte las posesiones españolas en Asia (Islas Marianas, Carolinas y Palaos), al no poder ser defendidas por su lejanía y por la destrucción de una considerable parte de la flota española, fueron vendidas a Alemania en 1899 por 25 millones de pesetas, por el tratado germano-español.Art. 1°. “España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos, éstos, mientras dure su ocupación, tomarán sobre sí y cumplirán las obligaciones que, por el hecho de ocuparla, les impuso el derecho internacional (...)”
Art 2°. “España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o Ladrones.”
Art. 3°. “España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las islas Filipinas (...).”
Art 5°. “Los Estados Unidos, (...) transportarán a España, a su costa, a los soldados españoles que hicieron prisioneros de guerra las fuerzas estadounidenses al ser capturada Manila.”
                        Tratado de París del 10-12-1898

En esta primera parte de las consecuencias, trataremos las repercusiones que tuvo esta dura derrota, en un ambiente nacional.

Estas derrotas tan espectaculares conmovieron la opinión pública española y se perdió el ambiente de confianza que se vivió con la Restauración. Propiciaron la crítica al sistema y la aparición de la idea de regeneracionismo del país mediante el saneamiento de Hacienda, el crecimiento económico etc... La sociedad española vivió esto como una auténtica catástrofe, de ahí que a este hecho se conozca con el término “desastre”.

La pérdida de las colonias supuso también un duro revés para las exportaciones de la industria española, que tenían allí importantes mercados y eran lugar de producción de determinados productos y materias primas.
Sin embargo el fin del imperio colonial español no supuso ninguna catástrofe nacional: el régimen monárquico continuo, los partidos dinásticos (conservador y liberal) siguieron alternándose en el poder de un Parlamento en el que tenían mayorías cómodas (a pesar de nuevos partidos como el republicano, regionalista, socialista... opuesto a este sistema) y por último la Hacienda Pública consiguió cierto equilibrio después de los grandes gastos que supuso la guerra colonial.

Por otra parte y como ya se habló anteriormente, el impacto de los sucesos de 1898, supuso el inicio de una crisis paulatina del poder del Estado, que se caracterizó por la división interna de los partidos del régimen y por la inestabilidad política. Claro ejemplo de esto es que entre 1901 y 1923 se produjeron treinta y dos cambios en la presidencia del Gobierno.

Además de estos problemas, el sistema de la Restauración tuvo que hacerle frente a la oposición política e ideológica del movimiento obrero. Aquí se pueden situar los intelectuales de la generación del 98 (Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Antonio Machado y Azorín entre otros) que lanzaron críticas contra la corrupción política y que constituyeron la base del renacimiento del movimiento republicano como única garantía de la regeneración y de la modernización del país.

En este contexto se difundieron los valores ideológicos del regeneracionismo, cuyo máximo impulsor fue Joaquín Costa. Este mensaje era un poco ambigüo y carecía de propuestas alternativas sólidas, por lo que esto unido a la denuncia de algunos de los más endémicos de España, así como la escasa participación electoral, el caciquismo, la corrupción de las elecciones y el atraso agrario, dio como resultado que sus propuestas no siempre fueran claras y democráticas.

La idea de revolución desde arriba fue utilizada tanto por Joaquín Costa como por políticos conservadores (Silvela o Maura). Al morir Costa el movimiento regeneracionista desapareció de la vida española.

A continuación podemos ver las consecuencias de este desastre visto desde el punto de vista estadounidense y las nuevas reformas que se hicieron  en las antiguas colonias españolas, después de la guerra entre España y Estados Unidos.

Finalizada la guerra surgió una polémica interior en los Estados Unidos respecto al destino de las colonias recientemente adquiridas.
Aquí se podían observar dos tendencias, una que sostenía el argumento de preparar a las naciones subdesarrolladas para la democracia y otra que denunciaba a estas colonias por diversas acciones (por ejemplo la de los insurgentes filipinos que habían peleado contra el colonialismo español, que pronto comenzaron a luchar contra las tropas estadounidenses) como traición de los valores estadounidenses. Entre estos últimos se encontraban el filósofo William James y el presidente de la Universidad de Harvard, Charles Eliot.

A pesar de estas críticas anti-imperialistas, Theodore Roosevelt (presidente de los EE.UU.) propuso la construcción de un canal en Centroamérica, hasta tal punto que ofreció al gobierno colombiano comprar una franja de tierra (que sería rechaza más adelante) de lo que actualmente es Panamá. Prueba de esto es la fuerza con la que Estados Unidos comenzó a gravitar en toda el área del Caribe.

Colombia rechazó esta oferta por parte de Roosevelt, lo que desató una rebelión en toda la zona designada para la construcción de dicho canal. El presidente no tuvo más remedio que apoyar la revuelta y reconocer la emancipación de Panamá frente a Colombia. Más adelante el francés Philippe-Jean Bunau-Varilla (Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la naciente República de Panamá) vendió a EE.UU. esta zona. En 1914 el Canal de Panamá se abrió al tráfico marítimo.

Finalmente las tropas estadounidenses abandonaron Cuba en 1902, pero se exigió a la nueva república que otorgara bases navales a Estados Unidos. Asimismo se prohibió a Cuba suscribir tratados que pudieran atraerla a la órbita de otra potencia extranjera. También se garantizó la capacidad de intervención de Estados Unidos en el nuevo estado a través de la Enmienda Platt, vigente hasta 1934.

A Filipinas se le concedió un autogobierno limitado en 1907 e independencia absoluta en 1946.
Y en 1952 el Congreso de los Estados Unidos aprobó para el territorio no incorporado de Puerto Rico un gobierno propio limitado.

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